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El pie izquierdo no me quiere hacer ni caso. Todo debió empezar con aquel leve hormigueo en el dedo meñique, hace unos meses. Es verdad que en su momento no le di demasiada importancia: tenía muchas otras cosas más importantes en las que pensar, y más de un tiempo a esta parte, en el que mi camino está plagado de dificultades que requieren toda mi atención.Ahora caigo en la cuenta que después del meñique fueron molestándome los otros cuatro dedos del pie, y al poco el hormigueo fue subiendo hasta el empeine. Lo cierto es que nunca se me ocurrió dedicarle ni un segundo de mi precioso tiempo a este tema, pues bien sé que algo así no está bien visto entre mis colegas y amigos. Cualquier referencia a un asunto como éste me habría puesto en una situación muy incómoda ante ellos. Habría podido levantar las suspicacias de alguno, y ya se sabe, eso es lo mismo que sospechar, y una vez se sospecha, ya se está desconfiando, y entonces es el fin, pues ellos no tienen piedad para el que pierde el paso.
Al final me he decidido a consultar el caso con mi médico de toda la vida, (le he tenido que pedir máxima discreción, pues sé que está muy bien relacionado con mis colegas y amigos), pero él no encuentra motivo para el extravagante comportamiento de mi pie. Me asegura que estoy haciendo lo correcto. Me ha recomendado un tratamiento de choque, a base de mucho ejercicio y disciplina. Nunca falla, me dice. "No tardará en entrar en razón, todos los pies izquierdos lo hacen".
Mientras tanto mis queridos colegas y amigos se han internado en una senda nueva y extraña. Y ahora todos estamos subiendo una fuerte pendiente. Y mi pie izquierdo sigue sin hacerme caso, y parece ir a peor. Además me doy cuenta de que el grupo de colegas y amigos se ha estirado mucho, y resulta que ya no vamos todos juntos. Algunos se están alejando deprisa, sin apenas volver la vista a atrás. Otros empiezan a perder el ritmo. A algunos les alcanzo y les pregunto: Me confiesan que ya no pueden disimular más y que también les duele el pie izquierdo, mucho.
A todo esto, la senda sigue endureciéndose, y parece que el tratamiento del doctor no acaba de surtir efecto. En realidad me encuentro cada vez más débil, tanto que temo que a mi pie derecho le acabe por dar un calambre. Y si eso pasa, sinceramente, no sé que haré... Allá a lo lejos, los de abajo apenas vislumbramos ya a nuestros amigos, pero les oímos resoplar, renqueantes ya, pero empeñados en subir un escarpado y desolado pedregal.
En esas estoy cuando llego a un difícil repecho que me obliga a detenerme y a pensar en cómo seguir. Es entonces cuando noto que mi pie izquierdo se ha puesto a tirar de todo mi cuerpo en otra dirección, mostrándome otro camino: una senda antigua y oculta hasta entonces a mis sentidos, pues no discurre en la dirección marcada por los que van delante de mi.
Y entonces al fin lo entiendo: se trata de una vertiente más llana, quizás más modesta y menos ambiciosa, pero por la que puedo avanzar disfrutando de las vistas, sin prisas ni sufrimiento, libre al fin de las oscuras imposiciones de unos pocos y la ceguera de muchos. Otro camino es posible.
Se puede decir mas fuerte pero no mas claro. Otro camino es posible.
ResponderEliminar..es lo único que queda. Pensar que hay de verdad otro Camino y emprenderlo. Lo difícil es encontrarlo. Acertar. Saber hallar un nuevo rumbo en nuestra vida y volver a recuperar la esperanza, esa que a muchos aún nos alimenta cada mañana. (Mercedes)
ResponderEliminarFrancisco, Mercedes: Gracias por vuestros comentarios. Los caminos son la prueba de la voluntad humana de hacer realidad sus necesidades y deseos.
ResponderEliminarSeguir otros caminos. Ser la oveja negra. Cuánto de bueno me da en la vida! Medicina absolutamente recomendable. Beso
ResponderEliminarUy, intensidad prolongada. Tiene muchos ejes este... además de los que parecen obvios. ¿Permites una re-mezcla?
ResponderEliminar... bien sé que algo así no está bien visto entre mis colegas y amigos
pues ellos no tienen piedad para el que pierde el paso.
Y si eso pasa, sinceramente, no sé que haré...
avanzar disfrutando de las vistas, sin prisas ni sufrimiento, libre al fin de las oscuras imposiciones
Un saludo :)
Es que el cuerpo es sabio, hay que hacerle caso, algunos caminos son menos sofisticados, técnicamente menos espectaculares, pero .... hay sendas antiguas que llevan solo a un sitio, al interior de uno mismo, a las raices de la propia Naturaleza, eso sí, muchas veces son caminos solitarios ....
ResponderEliminarPor fin, un descanso entre exámenes. Una gozada de relato. Esa lucha interna entre nuestras dos conciencias,genial :-)
ResponderEliminar¡Un saludo, Ricardo!
Maritrini, Isabel, Juana e Historiadedomingo: gracias por esos comentarios cargados de sentido y puntos de vista alternativos. Lo bueno de escribir es encontrar esas buenas reflexiones vuestras. Sois un gusto de lectores. Abrazos!
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