Cargando..
Hemos sido forjados sobre el mismo metal inerte.
El duro martillo te enseña al caer sobre ti que él también aprendió a ser martillo del mismo modo.
Hierro y fuego, agua y vapor. Ellos dicen que es el ciclo natural de las cosas...
Puede que al principio te duela, puede que lo sientas. Hasta que seas finalmente maleado. Entonces todo cambiará, porque el trabajo contigo ya estará hecho: serás nuevo, flexible y endurecido, y ya no lo sentirás. No al menos como antes.
No olvides que el que resiste siempre es el que también se dejó malear. Al principio.
Será bueno que recuerdes bien todo lo aprendido cuando todo empiece y seas tú el que golpee, el que deba forjar un mañana. Sin dudar, sin que te duela por ti, o por ellos, pues es el ciclo natural de las cosas.
Fotografía de Alfonso Hidalgo Bau (más de su obra)
...No olvides que el que resiste siempre es el que también se dejó malear... ¡Genial, Ricardo!. Un saludo
ResponderEliminarMuchas gracias Jose Carlos.
EliminarSaludos!
Resulta inquietante lo que planteas, sobre todo porque puede ser cierto ese ciclo, en muchas épocas y en muchas etapas de la vida. Más aún en la que estamos viviendo ahora.
ResponderEliminarAunque también creo que llevamos dentro algo indeformable, inmaterial, que se mantiene intacto en cada uno, que nadie puede manipular. A veces, ni nosotros mismos.
Da para muchos matices y es una gran reflexión este post.
Abraçades!
Lo indeformable que llevamos dentro es lo único que nos podrá salvar... más fuerte que el mejor de todos los aceros!
EliminarAbraçades de tornada! ;)
Es una pura realidad,estupenda entrada
ResponderEliminarMuchas gracias! Saludos
EliminarUna buena reflexión, pero no todos aprendemos a fuerza de ser maleados para golpear después.
ResponderEliminarHay algunas cosas, creo yo, que vienen en nuestros genes y no podemos, ni queremos cambiar.
Si aprendieramos y nos dieran la oportunidad de volver seguiriamos haciendo lo mismo. Miles de pruebas demuestran que nadie cambia..
Un beso