viernes, 2 de agosto de 2013

Confianzas

Cargando..


Lo que nunca antes hice en mi puta vida: arrastrarme pidiendo, suplicando por mi familia, contarte que mi mujer había perdido su trabajo, que tengo dos hijos pequeños... y al final lo hice ante ti en este mismo despacho, ¿ya no te acuerdas?

Y me saliste con que nunca habías necesitado ni reparado en el dinero, que no tenías hijos... que lo tuyo al fin y al cabo era venir aquí a trabajar y que en realidad nunca habías aspirado a nada; y que por eso había que conformarse con lo que venía, que todo cargo en esta empresa es temporal... tienes una forma muy curiosa de dar ánimos, ¿lo sabias? Es fácil sugerir esta clase de sacrificios cuando nunca se han conocido, es tan sencillo dar ejemplo desde el lado opuesto... ¿Te vas acordando ya?

Siento lo del golpe, no me lo tengas en cuenta...

Muy ejemplar tu vida y obra, si señora. Siempre has estado arriba, en lo más alto. Siempre has flotado en esta empresa como un corcho. Tantos otros vinieron, subieron, se creyeron tan imprescindibles o más que tu cuando alcanzaron la cresta de la ola, pero más tarde o más temprano, al final todos acabaron cayendo. De todos esos, alguno hubo realmente bueno, lo suficientemente inteligente como para ver tu juego. Pero o ninguno se atrevió, o ninguno pudo contigo, nunca... en eso te reconozco el mérito que te corresponde. Bien jugado por tu parte.  Esperaste tu momento, y cuando este llegó, una vez en la cima, es verdad que supiste aguantar cuando vinieron mal dadas. Ahí aprendí mucho de la condición humana. Te vi cruzar líneas impensables. Aprendí mucho de ti. Y empecé a temerte.

Te recomiendo que te estés quieta, si forcejeas te harás más daño tu sola.

Porque hace muchos años que nos conocemos, y lo cierto es que no empezamos nada mal... ya me doy cuenta por el modo en que me miras que no me crees. Bueno, hoy no te lo puedo tener en cuenta, quizás yo en tu lugar hoy pensaría igual que tu...

Supongo que aún te acordarás de los buenos tiempos; cuando me incorporaste a tu equipo: Los dos teníamos nuestra buena dosis de ambición. Tu aprovechando esa oportunidad que no podías rechazar y yo prácticamente recién aterrizado en la casa. Éramos compatibles y nos conveníamos. Ahí tu famoso instinto funcionó. Formamos una buena sociedad, fueron buenos tiempos aquellos… Conmigo salvaste todas las crisis en las que te metías con esa mezcla tan tuya de intuición y desconocimiento de la materia. A cambio, yo contigo ascendí como de otro modo no habría sido posible. Te debí mucho, es cierto. Pero no te olvidaste de cobrarte la deuda, y con buenos intereses... tengo tu voz chillona clavada en lo más hondo de mi ser para siempre, reclamándome a voces, siempre a voces, a cualquier hora, del día o de la noche. Tantas veces la Blackberry zumbó, exigiéndome disponibilidad, sin reparar en horarios. "Porque tenemos confianza, ¿no?" me decías una y otra vez… 

¿Te aprietan mucho las cuerdas? espero que no.

Y fue esa misma confianza lo que nos perdió. O por lo menos, la forma en la que tú la entendías. ¿Porqué no la llamaste alguna vez como lo que era: vasallaje o mejor aún, fidelidad perruna? Puede que entonces no me hubiera equivocado como lo hice, seguramente te habrías enterado de la jugada a toro pasado. Quien sabe, puede que lo hubieras aceptado al cabo de un tiempo; al fin y al cabo podrías haber entendido que yo también tenía mis ambiciones... ¿Tan inconcebible te resultó? ¿Tanto necesitabas demostrarme tu poder? ¿Te hacía falta hacerlo con tanta saña? Pero claro, es verdad… si hubieras actuado de otro modo, no habrías sido quien eres.

Así que felicidades, ya lo has conseguido; tienes la victoria absoluta. Y yo ya no tengo nada que perder... y tú, dentro de un momento, tampoco. Por cierto, ni se te ocurra: por mucho que lo mires, no vas a coger ese teléfono, y no, no va a venir nadie. Me he asegurado.

Ya verás, no vas a notar casi nada, será rápido...


Fotografía de Alfonso Hidalgo Bau

4 comentarios:

  1. Escalofriante.

    Muy bueno, Ricardo.¡¡Felicidades!!

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Mi remezcla; es tan sencillo dar ejemplo desde el lado opuesto... quizás yo en tu lugar hoy pensaría igual que tu...

    Muy bueno! :)

    ResponderEliminar