martes, 29 de noviembre de 2011

El cerco

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El último había dejado de moverse, había llegado casi hasta los pies de los dos hombres. El silencio volvió de nuevo al claro del bosque. Los negros ojos de la última bestia muerta seguían fijos en ellos, sobresaliendo por encima de la espesa capa de nieve que lo cubría todo. Sus dientes afilados se recortaban amenazadores, apuntando al cielo gris plomizo.

El bosque volvió a hervir de nuevo. Alrededor del claro se alzó un ominoso cerco de sombras y rugidos.  Estaban otra vez ahí, muy cerca. Y esta vez eran muchos más. Los vieron salir, emergiendo lentamente de entre los altos árboles. Ya no temían mostrarse, pues al fin se sabían fuertes.

Atrás habían quedado los tiempos en que fueron cazados como las vulgares alimañas que eran por un pueblo de hombres orgullosos. Sin embargo un día empezaron a oler su respeto, después fue su temor, y finalmente su miedo. Fue entonces cuando las fieras salieron del bosque, derribaron las empalizadas y llegaron hasta sus casas. Aquella primera vez aceptaron los sacrificios que les ofrecieron. Ahora no aceptarían otra cosa que no fuera cobrar hasta la última gota de sangre.

Los dos hermanos se dieron cuenta de que ellos eran los últimos, ya no quedaba nadie más. Eran la última defensa. Espalda contra espalda, en medio de la brutal carnicería de hombres y bestias, recargaron sus armas y se dispusieron a esperar de nuevo. Una oleada más.


3 comentarios:

  1. De un modo u otro, vivimos continuamente luchando y defendiéndonos, sobre todo de fieras humanas y fieras interiores. Hay que conocerlas y comprenderlas para vencerlas, en esa transición del respeto al miedo.
    Además de esa imagen apocalíptica de Mad Max, me ha recordado los proverbios y cantares de Machado:

    "Yo he visto garras fieras en las pulidas manos;
    conozco grajos mélicos y líricos marranos…
    El más truhán se lleva la mano al corazón,
    y el bruto más espeso se carga de razón."

    Claro que siempre hay esperanza en la lucha si hay un hermano, espalda contra espalda :)

    Un abrazo.

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  2. Muchas gracias por tus palabras y esos versos cargados de razón, Mara. Un abrazo!

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  3. "empezaron a oler su respeto, después fue su temor, y finalmente su miedo"

    ¿En que fase estaremos? ¿En la del temor? ¿En la del miedo? A veces parece que seguimos en la de la inconsciencia.

    Incita a pelear... ¿O será que estoy predispuesta?

    Un abrazo!

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