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No fue por curiosidad, sino cuestión de oficio. Al final me asomé yo también.
"Sería mejor no haber sabido, ¿no crees?...", me dijo la herradura antes de desvanecerse.
Pero a mí no me importó, porque si bien soy una rosa siempre seré acero, lo mismo que tú.
Nos diluiremos en un mismo abrazo de fuego
y resurgiremos quién sabe cuándo, quien sabe cómo, pero fundidos al fin, con la memoria intacta de nuestra común esencia.
Confieso que podría pasar horas mirando esa foto... es una de las más bonitas que he visto...
ResponderEliminarY es fascinante la idea. La imagino como fundir dos destinos y lo que representan con la misma fuerza del acero: la belleza y el amor en la rosa; la suerte en la herradura. Ambos eternos al unirse con el fuego. Símbolo de lo que somos en instintos y pasiones.
Le has dado una hermosa voz a tan atrayente imagen. Puro magnetismo...
Abraçades!!
Gracias Mara, un honor y un placer
EliminarAbraçades 1k
Así es: Los destinos se forjan con los días, se entremezclan o se separan como el acero líquido... Gracias por tus palabras, Mara!
EliminarSon bellos los dos. La rosa y el clavel que ha escrito este post.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias Blanca! :D
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