martes, 21 de diciembre de 2010

Crónicas sintéticas - 1

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Quien diga lo contrario miente. O es alguien raro, muy raro: Por más que nos resistamos, durante estos días de diciembre siempre acabamos entrando en un Centro Comercial. El que sea, sin matices ni preferencias. Y raro es el que consigue comportarse como un misil de crucero, e ir directo a su objetivo, impactar en la compra y evacuar sin mayores bajas económicas que las indispensables.

Ayer, dia 20 de los corrientes, fue mi caso. He resistido, pero al final he sucumbido, lo confieso. Arriando bandera he terminado por entrar ahí, obviando las rancias andanadas de sobados villancicos infantiles.

Lo malo de estos sitios es el "ya que estamos". O lo bueno. O el espanto, más bien. Que nunca se sabe si es mejor no saber, y vivir en la ignorancia y discurrir por este mundo con las anteojeras puestas para así no ver más que lo que se quiere ver.
El caso es que antes de salir me dió por pasar revista a la sección de libros del lugar. No puedo pretender haber sido exhaustivo, pero tuve bastante:

Prietas las filas, se emboscaban formaciones compactas de cientos de ejemplares de las preclaras plumas de los señores Pio Moa, Federico Jimenez Losantos, Mario Conde y similares, flanqueando los pasillos. y allí estaban el Rey, la Reina, el Príncipe y la Princesa, Franco (¿Franco-Franco?) y la transición; los apocalípticos retratos de la España dolorosa y dolida que se rompe una y otra vez; la imagen caricaturizada ad nauseam del pérfido, el fracasado, el malvado, el demoníaco ZP. Y esta vez una auténtica sorpresa: Las supuestas sinceras verdades del embaucador más y mejor engominado de la década de los 80.

Angustiado, decidí forzar el cerco y apreté el paso hacia la salida... sólo para caer en las fauces de los libros dedicados al benemérito cuerpo de la Guardia Civil, el Madrid en los años de la dictadura, la figura de Jose Antonio Primo de Rivera retratado en gran formato junto con sus alegres compañeros, y una glosa a la figura del General Muñoz-Grandes, jefe de la División Azul (1941-1943).

Conmocionado, logré al fin rebasar las líneas de trincheras nacionales, alcanzando la seguridad del mostrador de Tous. Desde el amable reino del osito plateado, volví la vista atrás: La cara de muchos Marios Condes me observaban en la distancia, dispuestos a ajustar cuentas desde el pasado.

Algo malo se avecina en un país cuando hasta las intrascendentes librerías de un centro comercial se cubren de pardo oscuro...



Suburbia (The Full Horror)

1 comentario:

  1. Es que hay mucho nostálgico del águila imperial disfrazado de demócrata. Qué país, qué paisaje, que paisanaje, que decía Unamuno.

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