martes, 28 de diciembre de 2010

Un lugar en el mundo

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El momento ha llegado. Así lo siento. Todos los signos así lo indican. Basta ya de dormir el absurdo sueño de los temerosos, del anestesiado feliz en su ignorancia voluntaria. Voy a viajar sin ninguna prisa, voy a disfrutar del cambio de paisaje. Porque nada me es desconocido en lo que me espera, pero tampoco ya nada será igual.

Podría haber ocurrido antes, o quizás nunca. Pero estoy convencido de que en este asunto, el azar es completamente irrelevante. A nadie le podría explicar porqué pensé en cambiar esa pequeña letra en la gran ecuación, pero ahora lo sé, siempre supe que debía hacerlo. En aquel momento, apenas llegué a comprender el alcance de lo que acaba de hacer. Tras toda una vida dedicada a la ciencia y a la explicación del universo, el cambio de esa simple letra me devolvía al estado del joven estudiante que fui, ansioso de nuevo por dar sentido lo inexplicable, de conocer lo inexplorado. ¿Por qué lo hice? Nada parecía tener sentido, mis colegas se habrían horrorizado: desde Einstein hasta Hawking. Yo mismo no lo entendía, no parecía tener ningún sentido. O precisamente por eso, era la opción correcta.

Y ellos no tardaron en venir. Son pacíficos, no quieren sino el bien y el progreso para todos. Lo supieron de la misma forma que yo lo supe. Me hicieron saber que otros colegas, en todo el mundo, ese mismo día también cambiaron la pequeña letra en la gran ecuación. Ellos tienen los medios y los recursos y aunque saben mucho más que nosotros, siguen necesitando conocer, más si cabe aún. Porque cuanto más se sabe, más grande es la necesidad por saber. Ellos y nosotros, nosotros y ellos. Habitantes en nuestras pequeñas islas buscando afanosamente y descubriendo simultáneamente al fin la razón de nuestro ser.

La oferta es irrechazable, lo sé bien. No necesito llevar nada conmigo, no necesito despedirme de nada ni nadie, porque todo y nada quedará atrás.

Y al final nuestras vidas llegarán de nuevo a ese lugar en el mundo, que no es otra cosa que el saber porqué vivimos…

1 comentario:

  1. Cuántas huellas hemos dejado en la vereda errada buscando el camino correcto, no importa cuánto demores, lo importante es saber cuando estás en los pasos correctos y si estás decidido a enfrentarlos, aveces nuestros miedos nos aquietan pero nuestras ganas de encontrar nuestro lugar nos animarán y también los amigos asi te ronroneo del otro lado de la calle y listo! jejejeje ;)
    Me han encantado tus palabras y más en estos dias que casi comienza una nueva rueda al calendario :)

    Te agrego a mi miaumundo, te cuento que soy lentita pero pronto llego a maullarte ^^

    besos ronroneados en mi abrazo ^_^

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