jueves, 13 de enero de 2011

La niebla

Cargando..
A través de la ventana la contempló con detenimiento, estudiando sus posibles puntos débiles, pero no parecía tener ninguno. Pospuso el momento hasta agotar las opciones, pero tenía que salir. Ahí fuera, estaba ella esperándole; grande, poderosa e impenetrable. La niebla.

Entre la línea que separa el respeto del temor, se está mucho más cerca de temer lo que no se conoce. Aunque en este caso eran viejos conocidos; de otros tiempos, mucho más oscuros.

Procuró no pensar en ello, pero ya era tarde: de nuevo volvió a aquel bosque desolado, a oir las voces que cantaban con fiereza en esa dura y extraña lengua desde el otro lado; cerca, muy cerca de su trinchera. Y por encima de todo, la espesa niebla, desdibujando la realidad, haciéndola suya, transfigurando a quienes se adentran en ella.

Estremecido, recordó el irreal silencio previo, antes de que el mundo estallara en olas de tierra, sangre y fuego. Y recordó las caras de sus viejos camaradas, a los que siempre volvía a ver en días como aquel, de intensa e impenetrable niebla.

Y decidió enfrentarla de nuevo, de la única forma que sabía podía vencer. Arrancó entonces su moto y avanzó con decisión atravesando la desierta madrugada, desapareciendo tras la niebla, justo un instante después.


1 comentario:

  1. Porque los fantasmas desaparecen cuando les hablas, bueno a veces no, pero si te responden suele merecer la pena ....

    ResponderEliminar