domingo, 28 de agosto de 2011

La honrilla de Rovaniemi 2 - Conversaciones a calzón quitado

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Con la mayor dignidad que nos fue posible dejamos atrás la estancia de madera de abedul finlandés y el infierno que contenía en su interior para acto seguido meternos de cabeza en las duchas y dejar correr el agua fría por nuestros cuerpos, a fin de recuperar el fuelle y la moral perdidas. Tanto mi compañero como yo habíamos enrojecido como pimientos. La ducha nos vivificó, pero yo me notaba la cabeza floja, sin duda debido al efecto depresor de la sesión de sauna. La mirada ligeramente vidriosa de mi colega me indicaba que él tampoco andaba mucho mejor.

En este estado de cosas, y puesto que al entrar habíamos visto una sala de descanso anexa poblada por usuarios de la sauna provistos únicamente por sus toallas de baño, decidimos hacer la jugada completa. Con nuestras toallas alrededor de la cintura tomamos posesión del lugar, momentáneamente deshabitado. Se trataba de una confortable y práctica sala dotaba de sillones bajos, taburetes acolchados, mesa central y televisión conectada a un canal de videoclips musicales. Una lata de cerveza vacía sobre la mesa nos daba idea del uso social del lugar. Debíamos reconocer que los finlandeses se lo montaban bien: la idea de un ciclo de sauna, ducha y zona de descanso con opción a televisión y cerveza se me antojó insuperable.

Sentíamos renacer nuestra moral, y con ella nuestra voluntad de reparar la honrilla perdida. Lo suficiente como para contemplar un nuevo retorno a la sauna e intentar alcanzar esos quince minutos, (¿quién dijo miedo habiendo cementerios?). Así andábamos en estas consideraciones cuando aparecieron nuestros dos contertulios finlandeses, dispuestos a proseguir la conversación interrumpida por nuestra espantada.

Nos fue imposible esquivar la primera de las preguntas con las que reanudaron la conversación: "Así pues, ¿qué os ha parecido vuestra primera sauna?" Con toda la diplomacia que nos permitía nuestro mediano inglés les hicimos saber que nos había parecido un pelo calurosa... En realidad en aquellos momentos nos extrañó que después de haber pasado allá dentro una media hora echando cazos de agua no estuvieran derretidos como cirios y siguieran conservando su forma humana tan saludable.

Y como no solamente de sauna vive el hombre finlandés, y en tanto que hombre, pronto la conversación derivó hacia los por fortuna inevitables y apasionantes temas comunes a la comunidad masculina:  Pretendimos abrir la veta futbolera, pero descubrimos que para ellos el fútbol en realidad ni fu ni fa; lo que hace que los finlandeses pierdan la cabeza es el hockey sobre hielo, deporte nacional del que son recientes y orgullosos campeones mundiales tras vapulear a Suecia, su eterno rival, por 6 a 1. Este dato arrojó luz sobre el que había sido hasta entonces uno de los misterios del viaje: las camisetas que habíamos visto en todas las tiendas de souvenirs con estos guarismos sobre las banderas de ambos países.

Repasamos lógicamente los éxitos de Kimi Raikkonen, pese a que ambos reconocieron que Fernando Alonso es mucho mejor piloto. Por nuestra parte reconocimos la valía de Kovalainen y los laureles del gran Mika Hakkinen como corredor de rallies. Por cierto, nos avisaron de que llegábamos tarde al Rally de los 1000 lagos, (que recientemente había sido rebautizado como Neste Oil) puesto que se celebra en el mes de julio.

Nos empezábamos a dar cuenta de que el verano finlandés en realidad sólo alcanza hasta el mes de julio. Todos los festivales y eventos interesantes habían pasado ya, dejándonos prácticamente a solas con el hermoso paisaje de bosques y lagos, repletos de brillo o melancolía, según nos acompañara el sol o la lluvia en nuestro viaje.

A esas alturas la conversación se había prolongado mucho, haciendo impensable otra opción que no fuera obsequiarnos con una buena cena para reponernos de todo lo pasado. Antes de despedirnos de nuestros contertulios y aprovechando el punto de confianza adquirido, quisimos saber qué es de sus vidas cuando el frío, la nieve y la noche toma posesión de esas tierras durante tanto tiempo. La respuesta de nuestro finlandés más dicharachero no dejó lugar a la duda: "Bueno, hacemos lo de siempre, pero bien abrigados... la vida debe seguir. Eso... o te pegas un tiro como algunos hacen." 






2 comentarios:

  1. Que la gente viva en sitios así, indica nuestra capacidad de adaptación .... a algunos les gusta vivir más aislados, les resulta cómodo .... lo de pegarse un tiro suena fuerte, supongo que si aislas a alguien que no "es" de vivir aislado .... casi mejor que se venga a vivir al sur ....

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  2. Juana, si cuando aqui pasamos una semana viendo llover nos ponemos raros, puedo entender a los finlandeses que se pasan cuatro meses en penumbra y a bajo cero... aún así, son gente muy simpática que han sabido siempre sobreponerse a las desgracias, como en la 2ª guerra mundial, cuando Stalin los quiso invadir y deportar...

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