martes, 30 de julio de 2013

Exilios

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No hizo falta que ocurriera nada en especial, fue tan sólo la suma de los días.

La suma había pasado a ser resta, las cuentas ya no salían.

Pero poco o nada importaba cuando del todo o la nada hablaban.

En el balance se fueron añadieron las semanas, los meses; el tropel de todas las horas de sus cuentas mal cuadradas. 

De este modo ya nada cambiaría. 

Entre ladrillo y asfalto o a la orilla de este río. 

Bienvenidos al exilio.


Fotografía de @Mara_BC

5 comentarios:

  1. Todos podemos tener nuestro propio exilio: voluntario, impuesto o necesario... La distancia pesa, pero nos pone a prueba y da respuestas. Todo se siente distinto cuando uno se aleja, y se puede ver más claro lo que teniamos cerca. Si hay solución para lo que se rompió, si hay retorno o un nuevo rumbo...

    El mío particular, a la orilla de mi río, se ve especialmente bonito en tu blog. Muchas gracias :))

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    1. Me he instalado silenciosamente junto a ese río un ratito para respirar despacio. Maravilloso exilio! :-)

      Es verdad, las sumas a veces restan, otra de esas obviedades tan difíciles de entender en el día a día.

      Abrazos para los dos.

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    2. A veces el exilio no es un castigo, sino una necesidad... Gracias a ti!

      R.

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  2. Isabel, bienvenida siempre a la orilla de este blog... y bienvenidos tus sabios comentarios!

    Gracias

    R.

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  3. El exilio siempre queda al otro lado de la orilla, sólo hay que buscar el puente que nos devuelva a casa.

    Un abrazo

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