miércoles, 4 de abril de 2012

¿Cuándo cambiamos el "no hay derecho" por el "qué le vamos a hacer"?

Cargando..

Publicado en @diariofenix

Recuerdo con nostalgia aquellas tranquilas noches de verano del 93 devorando los episodios de Star Trek: La nueva generación. Era más joven, acababa de aprobar mis primeras oposiciones y esperaba con ilusión el futuro. Todo era posible. En esta magnífica serie de ciencia ficción, repleta de episodios memorables, se abunda a menudo en el concepto filosófico de que el progreso de la humanidad es algo inevitable, continuo y lineal. Que la razón y el bien triunfan siempre. Que el progreso tecnológico y cultural está indefectiblemente vinculado a la erradicación final de todos los conflictos y desigualdades.

Gene Roddenberry creó esta serie en un momento singular de nuestra historia, los convulsos años 60 del siglo XX. Y aunque no pretendo en absoluto considerar ese periodo de la historia fuera una época feliz, lo cierto es que en esa década se alumbró la optimista creencia de que el futuro es una línea ininterrumpida de avance hacia la luz;  que todas las dificultades pueden ser superadas; que la razón y la verdad triunfan sobre los viejos preceptos y prejuicios del mundo anterior a las grandes guerras, sobretodo gracias al empuje voluntarioso de un colectivo creciente de ciudadanos libres y conscientes, dispuestos a transformar el mundo en el que viven.

Recuerdo todo esto, casi veinte años después y no puedo sino comparar con los tiempos que corren hoy en día, en medio de la quizás sea la peor crisis económica y moral de la historia reciente. Así hemos asistido al inexorable triunfo de un modo de pensar, gobernar y hacer negocios en exclusivo beneficio de una casta de unos pocos y cada vez más codiciosos privilegiados. Para ello, éstos han seducido, comprado, convertido y confundido las voluntades de muchos, han manipulado y subvertido nobles principios e ideales elevados. Han especulado con los recursos, las vidas y el destino de millones de seres con el objetivo de asegurar la obtusa preeminencia de sus intereses, arrastrándonos a todos hacia un espejismo insostenible. Y cuando el castillo de naipes se ha venido abajo con estrépito, han sabido mantener el control con astucia, encontrado la manera de sobrevivir por encima de toda la ruina y desolación causada, asegurándose su futuro a costa de empeñar el de los demás. Los lobos de antaño visten ahora batas de médico y recetan sangrías al manso y temeroso rebaño en el que parece haberse convertido nuestra sociedad.

Muchas veces me pregunto: ¿en qué momento de nuestra historia reciente dejamos de gritar "no hay derecho" y empezamos a conceder "qué le vamos a hacer"?

 De este modo, hoy en 2012, y habiendo conocido el máximo desarrollo tecnológico de nuestra existencia, dotados de omnipresentes y maravillosas herramientas de comunicación y con plena acceso a información ilimitada, no somos una sociedad más perfecta,  no somos más pacíficos, no nos gobernamos mejor, no hemos acabado con las desigualdades, no hay menos injusticia. Y hemos aprendido a conformarnos, a mirar para otro lado y queremos creer que nada de esto va con nosotros. Mientras tanto, la hierba desaparece bajo nuestros pies. Nos quejamos cuando falla la conexión 3G, pero ya no sabemos indignarnos cuando estamos a trance de volver a trabajar en las mismas condiciones legales de hace 200 años. Seguro que en la idea de progreso de Gene Roddenberry no se contemplaba que algo así pudiera suceder jamás en una sociedad avanzada cultural y tecnológicamente...

Respecto a esto último, he leído y oído decir mucho últimamente frases del estilo de "A mi no me va a pasar" o "¿Huelga? Ganas no me faltan pero..." Pues no, opino yo: si que te faltan. Y luego te faltará todo lo demás. Porque por desgracia Gene Roddenberry se equivocaba. A partir de cierto punto el camino de la humanidad no es ya aquella línea recta hacia la luz del progreso. No hay ninguna garantía de que el desarrollo tecnológico y cultural ayude a traer el bien y la justicia universales. En realidad todo sigue y seguirá dependiendo de lo mismo de siempre: la compleja, voluble y contradictoria esencia de la naturaleza humana.


18 comentarios:

  1. Has reflejado la abulia y el desencanto de la sociedad actual. Una sociedad que no podrá seguir avanzando, como muy bien dices, mientras no volvamos a darle cuerda al inconformismo. Mientras no salgamos de esta burbuja de egocentrismo en que nos hemos instalado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mala combinación la que estamos viviendo, pero tb es posible salir de ella como nunca antes... gracias, Teresa!

      Eliminar
  2. El conformismo eso es lo que tiene ahora esta sociedad, todo lo que han luchado nuestros abuelos, nuestro padres por ganar unos derechos porque no tuviéramos que decir a todo si sr. pero ahora parece que estemos anestesiados.
    Y el tema de la huelga aysss, la de comentarios de gente que me decían que estaban en contra de esta reforma laboral pero que no hacían huelga que total para que "que le vamos hacer".
    Cada uno se quiere ocupar sólo de su "yo" de lo que le compité a él y a su enterno más inmediato y pensando eso de a mi no me toca y a cualquiera de nosotros nos puede tocar cualquier cosa, la VIDA gira cómo las bolas en el bombo de la lotería y en un momento dado pude salir premio y en otro la pedrea y en otro nada.
    Y también está esa parte de personas que piensan que se movilicen los demás por mí.
    un abrazo y gracias me ha gustado mucho este artículo
    Bego
    @bego48

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuanto más nos ocupemos de nuestros minúsculos "yo" ahora, menos espacio nos quedará para ejercerlo luego... Muchas gracias por tu comentario, Bego!

      Eliminar
  3. Tengo edad suficiente como para recordar el estreno de la película Fahrenheit 451, y algunos de nosotros pensábamos que algo así, sí podía ocurrir y aquí lo tenemos...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy cierto, Amaia. Lo impensable está aquí, y no vale mirar para otro lado, no desaparecerá... Gracias!

      Eliminar
  4. Ya el título hace pararse a pensar. ¿Y sabes lo que más me gusta? Que lo conjugas primera persona… del plural. Por eso, aunque sueles decir que hay una sombra de pesimismo en tus post yo los veo esperanzadores porque siempre es una mirada hacia dentro. Hemos hecho cosas mal, o hemos dejado de hacerlas, pero la precisión de tus instantes suele referirse a ese momento en que la pregunta ya se define y sólo falta ponerse en marcha.

    Ya sé, es difícil movilizar-nos pero más difícil aun cambiar la queja por una pregunta tan certera. Se nos ha roto la comodidad, seguro que ya falta menos para empezar a tener conciencia social y ponernos manos a la obra.

    A mí tus post me dan fuerza Ricardo. Un abrazo fuerte! :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Isabel. Me temo que aún falta que se rompan más cosas, estamos como bien dices demasiado acomodados, demasiado temerosos de perder lo que tenemos. Y esa es la forma de perderlo con toda seguridad...
      Abrazos!

      Eliminar
  5. Qué le vamos a hacer es una fórmula que se ha apoderado de nosotros en nuestra vida cotidiana desde hace varios años. Hemos asumido que las injusticias existen porque tenemos conocimiento de ellas, ¡cómo no nos vamos a enterar si estamos inmersos en la sociedad de información y comunicación! Pero el conocimiento de las mismas no ha implicado nuestro posicionamiento claro y contundente frente a ellas porque, mientras no nos afecte directamente ¿para qué quejarnos y reclamar lo que a la sociedad le pertenece por justicia?
    El adormecimiento de nuestras conciencias ha ido paralelo a la acumulación material de todos aquellos bienes y artefactos que desde las diferentes plataformas de comunicación han sido bombardeados a la ciudadanía como imprescindibles. Sin ellos la felicidad no era posible y menos aún la interacción con los demás porque, si no tienes el último producto de Apple ¿de qué vas a hablar con tus conocidos, vecinos, compañeros de trabajo?
    Mientras tanto, delante de nuestros ojos pero incapaces de verlo, se ha ido procediendo al recorte de derechos laborales y civiles, a la inversión en educación, sanidad e investigación; a la acumulación de poder y riqueza en manos de unos cuantos, dejando a los ciudadanos un menguado espejismo de ficción democrática.
    Me planteo, al igual que Isabel, si ahora bajo la amenaza que afecta a nuestras comodidades adquiridas seguiremos bajo la misma actitud o cambiaremos nuestros comportamientos y pensamientos más allá del "yo" para pensar y actuar de manera conjunta, en "nosotros".
    Fabulosa entrada, magistral como siempre.
    Un abrazo tinerfeño.
    CC

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El acomodo que vivimos es una burbuja dentro de otra más grande, la de los que han promovido esta situación con sus actos. Mientras no nos demos cuenta de que todos estamos en el mismo barco no conseguiremos cambiar nada. Despertaremos, eso espero. Aún hay tiempo, pero me temo que ocurra de la peor forma...
      Gracias por tus fantásticas aportaciones!

      Eliminar
  6. Quizás estamos hartos de todo, y nos volvemos conformistas. Al fin y al cabo, todo es un negocio. Los avances tecnológicos y sociales tienen un único propósito: generar beneficios del tipo que sea. Ganan y pierden siempre los mismos.Y seguramente todo esto nos ha sumido en un individualismo egoísta.
    Al fin y al cabo, todo es un negocio.
    Me ha encantado esa reflexión, ¿Cuándo cambiamos el "no hay derecho" por el "qué le vamos a hacer"?
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El conformismo tiene un límite, sólo espero que no reaccionemos demasiado tarde. Que el camino desandado no sea excesivo...
      Gracias, Mariano

      Eliminar
  7. Perdona si es muy impertinente es que aún no soy prudente.
    Creo que no desconocemos nuestra situación humana ni siquiera desconocemos la respuesta y el procedimiento a tal situación, como infiero en tu texto; Desde mi punto de vista nuestro ensimismamiento se debe a la desigualdad (conocimiento, ambiente, cultura, acceso, etc.) alimentada para la promesa de un futuro, es como un engranaje, la voluntad de aquellos padres remilgosos aun sigue intacta tanto en su aplicación como en su herencia pero las dinámicas de adiestramiento y absorción son diferentes, sin embargo creo (bueno aunque una nunca sabe) que incumplimos un principio de sistema llamado "el objetivo en común" (jejeje ya parece Matrix). He hay el problema de en la realidad ser heterogéneos y complejos.
    En cuanto a la tecnología creo que tiene un futuro promisorio, recordando que es un instrumento de adaptación, coerción y transformación.
    Disculpa la forma de redactar y si existe algún problema ortográfico :D
    Un saludo desde Colombia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu aportación, Erika, que en absoluto es impertinente, sino muy ajustada al trasfondo de lo que se trata en el post.

      Saludos, Colombia!

      Eliminar
  8. Respuestas
    1. Muchas gracias, confío en seguir captando tu atención :)

      Eliminar
  9. jejejeje gracias y chevere que respondas casi al instante :D
    pero no se si me hice entender en cuanto a las dinámicas de adiestramiento y absorción... es que creo que la simpleza otorgaba una mayor capacidad de reacción y ya que ahora las reglas no están tan marcadas permite mayor inseguridad (miedo) y esto es utilizado como lógica de poder. bueno aunque nose si esto esto tiene razón... pero creo que por hay entendí el texto :D

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No creo que se trate de simpleza, sino de acomodo. Estamos anestesiados en nuestra burbuja de confort. Mientras no nos alcance el mal, mientras no nos toque, no creemos que vaya a pasar nada realmente. Y no seremos realmente conscientes de lo que pasa hasta que no olamos el incendio en la puerta de nuestra casa. Sólo despertaremos a palos. Y es una pena...

      Eliminar