jueves, 13 de junio de 2013

Encanto

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No hay como creer en el propio encanto de uno mismo.
No hay como mirar fijamente la bola de cristal transparente que se ha preparado para los demás, y entrar.

Sólo de este modo es posible el encantamiento, el vuelo sin red, el minuto de gloria.

Y pretender conjurar los días grises que volverán en cuanto levantes tus ojos del frágil cristal donde vives, donde anida tu inverso. Tan transparente...


 Fotografía de Alfonso Hidalgo Bau

6 comentarios:

  1. Por eso todos creemos que somos un encanto :-D

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    1. Probablemente lo seríamos más si nos lo creyéramos menos... ;-)

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  2. Y caerse y levantarse y volver a esa bola de fantasía...

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    1. Como todas las bolas, al rodar corren el riesgo de romperse...

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  3. Bueno, si no miramos de vez en cuando hacia dentro no hay forma de resituarse, ¿verdad? Una dosis de sano egocentrismo para coger fuerzas no está mal.

    Abrazos!

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    1. Ver hacia dentro no es malo si no nos empeñamos en buscar algo que en realidad no existe... Gracias, Isabel!

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